
En un día soleado de mayo de 2021, llevé a mis dos hijos pequeños a mi lugar favorito de la infancia: la Nation House (Casa de la Nación), donde mi tía y Madre de Clan, Anita “Madre Osa” Peters, cuida una granja de 13 acres en Garrett’s Pond, en West Barnstable, Massachusetts. Nos reunimos con nuestras cuidadoras de semillas wampanoag y nuestras aliadas, y rematriamos el maíz Rey Felipe (Metacom) de regreso a suelo Wampanoag por primera vez en más de 300 años. Este cultivo fue destruido durante la Guerra del Rey Felipe, la guerra más sangrienta jamás librada en suelo estadounidense.
En 2021 y 2022, cultivamos el maíz en la Granja Tribal Maushop Mashpee Wampanoag y en la Nation House. Esto nos permitió conocer el cultivo y comprender cómo alimentarlo mejor utilizando nuestros métodos tradicionales. Al año siguiente, en 2023, invitamos a la comunidad a unirse a nosotras. Decenas de mujeres, niños y personas dos-espíritus de Tribus de todo el Noreste se reunieron para honrar el cultivo, a nuestras comunidades y a nuestros ancestros.
Este huerto de estilo comunal es la forma tradicional de cultivar nuestras cosechas. Históricamente, en la primavera (seeqan), los poblados se trasladaban cerca del agua para estar junto a nuestra principal fuente de alimento de la temporada: los mariscos. Mientras nuestros hombres cazaban y pescaban, nuestras mujeres y niños se reunían para sembrar y cultivar alimentos que complementaran nuestra dieta rica en productos del mar para toda la comunidad. Cuidábamos un solo huerto de manera colectiva. Esto garantizaba que toda la población comiera, porque había suficientes manos para hacer el trabajo. Cada quien tenía una tarea y cada tarea era importante; incluso los niños participaban jugando en torres de vigilancia para espantar a los cuervos y otros animales. Hoy en día, el Círculo de las Hermanas del Maíz continúa con esta tradición. Tenemos una palabra en Wopanaak: “nuwneek” que significa que todas las personas tienen un lugar en el círculo.
King Philip/Metacom corn.
Estoy agradecida por las lecciones que he aprendido y por las personas mayores que me han guiado a lo largo de mi vida. Una anciana muy especial que siempre ha estado a mi lado es mi tía y Madre de Clan. Ella es la madre del Clan del Oso, una maestra en la confección de vestimentas ceremoniales (regalia) y una guardiana ancestral de semillas. Madre Oso es una de las mujeres que me crió, que hizo de mí quien soy hoy. Tuve padres que me amaron mucho y me enseñaron muchas cosas, pero mi tía era mi favorita. Era a quien la escuela llamaba cuando tenía un “dolor de estómago”, que en realidad significaba que quería irme a casa a hacer vestimentas ceremoniales para mis muñecas. Ella dirigió muchos de los programas culturales para la juventud de nuestra Tribu mientras yo crecía, y cuidaba los huertos en los que me encantaba jugar con mis primos.
Cuando fui a la escuela de moda, fue su confección de vestimentas ceremoniales y su paso por la School of Fashion Design en Boston lo que me inspiró. Crecer aprendiendo a hacer vestimentas ceremoniales y cuidar los huertos junto a ella fue la infancia más rica que podría imaginar. Cuando tuve hijos, quise que ellos también vivieran la magia de esa tierra y de esos jardines.
Hoy, en el huerto, honramos a nuestros ancestros y a quienes hemos perdido. En Mashpee, hemos perdido un número desproporcionado de miembros tribales a causa de sobredosis, suicidio y violencia. En 2012, perdimos a nuestra hermana, Danyelle “Osa sonriente” DaSilva, por suicidio. Fue en la Nation House, donde crecimos jugando de niñas, en los jardines de nuestra Madre de Clan. Perder a mi compañera de travesuras de la infancia dolió, pero no fue hasta que tuve hijos propios que comprendí cuánto dolía no tenerla aquí. A través de sueños y la guía de mis ancestros, sentí una necesidad abrumadora de honrarla y crear un espacio para que las mujeres y los niños se reúnan, se amen y sanen las heridas del trauma intergeneracional que cargamos como pueblos originarios. Como mujeres, somos la columna vertebral de nuestra tribu matriarcal. Si nuestras mujeres no son fuertes, no podemos sostener a nuestro pueblo. Nuestro objetivo es fortalecer a nuestras mujeres, ayudarlas a alcanzar sus metas, desafiar las estadísticas y salir adelante. Somos resilientes.
Anita "Mother Bear" Peters
La Asociación Americana de Psicología ha confirmado lo que ya sabíamos: que el mejor tratamiento para los nativos que luchan contra el trauma intergeneracional es la práctica de nuestras tradiciones y la revitalización cultural. El primer paso para salvaguardar la cultura es alimentar nuestra conexión con la Madre Tierra. Para estar conectado con la Madre Tierra, hay que entender lo que es vivir en equilibrio y desarrollar la comprensión de una relación recíproca. La forma en que conectamos con ella es metiendo las manos en su tierra. El Círculo de Hermanas del Maíz proporciona un espacio para que nuestra gente mejore y nutra su relación recíproca con la Madre Tierra y su conexión con sus tierras natales. Las palabras de mi abuelo John “Tortuga Lenta” Peters me acompañan cada día, sus enseñanzas sobre vivir en equilibrio y tener una conexión con la Madre Tierra. Me enseñó desde muy joven la importancia de esta relación y al día de hoy, cuando tengo algo que resolver, acudo al bosque o al océano en busca de orientación. Nunca me ha fallado. Comparto estas enseñanzas con nuestras mujeres y niños para honrar nuestras tierras natales y fortalecer nuestra capacidad de comunicarnos con nuestros antepasados y el Creador.
Vanessa Mendes (Tobey) tending to corn at MaushopTribal Farm in Mashpee, MA.
Venimos de una larga estirpe de personas fuertes y resilientes, personas que han cuidado esta tierra durante miles de años. Mi tía me enseñó en el huerto, al igual que su madre (mi abuela, Barbara “Estrella matutina” Avant), su abuela, Mabel Avant, quien vivió y cultivó en lo que hoy es nuestro Museo Mashpee Wampanoag, y su bisabuela, Anna Attaquin, que vivía en una gran casa calle arriba. No podemos estar en equilibrio con la Madre Tierra y seguir viviendo como lo hacemos ahora. La Madre Tierra está desequilibrada. Ella está dando la señal de alarma. Necesitamos volver atrás y aprender de nuestros ancestros y de cómo vivían antes. El jardín es un lugar de sanación y de memoria. Todos tenemos la capacidad de cultivar estas semillas: está en nuestro ADN. Debemos detenernos lo suficiente para conectar con esos recuerdos y permitir que la intuición que tenemos como Pueblos Originarios nos guíe. El huerto es un pequeño ejemplo de lo que puede suceder a gran escala cuando todos trabajamos juntos como comunidad, cada quien en su lugar dentro del círculo, en equilibrio y con una conexión fuerte con la Madre Tierra.
Grandmother Barbara “Morningstar” Avant (child), her great-grandmother Anna Attaquin (seated right),Tink Pocknett, who escaped
Carlisle Indian Boarding School (top left), Dorcas Coombs Gardner (top right).
--Lauren “Sun Turtle” Peters (Mashpee Wampanoag) es guardiana de semillas, madre y fundadora del Círculo de Hermanas del Maíz, un proyecto impulsado por su amor a la comunidad.
Todas las fotografías de Lauren Peters.
Foto superior: Brailyn Frye (Mashpee Wampanoag), Aukeeteamitch Uppeshau Brown (Narragansett y Pequot del este), Lauren Peters (Mashpee Wampanoag), Annokquus “Star Fire” Yoteeg (Narragansett y Pequot del este) en la reunión de Mounding Moon en la granja tribal Maushop en Mashpee, MA.