Hay muchos lugares en el mundo donde los pueblos indígenas no tienen acceso a las necesidades y servicios básicos. En tales contextos, incluso la ayuda más pequeña puede marcar una gran diferencia para la vida de los miembros de la comunidad. Tal fue el caso de la aldea Itaparana, en el estado de Amazonas, Brasil, durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, cuando una subvención del Fondo Guardianes de la Tierra apoyó los esfuerzos de Colectivo Mura para construir una casa comunitaria que garantizara la protección básica de un hogar seguro para miembros de la comunidad.