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Creaciones místicas: Serzhan Bashirov

Renombrado por su exquisita artesanía en plata, Serzhan Bashirov (de la tribu Kazajo-naiman) ha cautivado al mundo con sus diseños místicos únicos que combinan a la perfección la tradición y la innovación de su país natal, Kazajstán. Diseñador de joyas galardonado tres veces por la UNESCO, las creaciones de Bashirov son visualmente impresionantes y están profundamente arraigadas en el patrimonio cultural y la maestría artesanal. Sus obras se han expuesto y vendido en Kazajstán y otros lugares de Asia Central, así como en Estados Unidos, Alemania y Hungría.


Bashirov creció en una remota aldea del este de Kazajstán, donde fue testigo de los modos de vida tradicionales y las costumbres nómadas. “Aprendí el oficio con el maestro tradicional kazajo de joyería, Asylmardan, de la región de Kostanay. Fui su alumno durante cinco años”, cuenta Bashirov. “Siempre me ha interesado la joyería tradicional kazaja. Al principio copiaba piezas de museo, pero con el tiempo desarrollé mi propio estilo. Las técnicas y estilos que utilizo son realmente antiguos, desde los Hunos, Kimaks y Kipchaks. Los maestros del norte de Kazajstán continuaron estas antiguas tradiciones Kipchak hasta el siglo XIX”.


Bashirov selecciona materiales como la plata, el latón y el cobre, que son materiales tradicionales de la joyería kazaja. “También utilizo huesos, cornalina, turquesa y lapislázuli para grabar y combino la plata con la madera. Utilizo técnicas tradicionales como la forja, la herrería, el grabado tradicional kazajo y el trefilado de alambre de plata», explica. Entre las joyas que fabrica Bashriov hay anillos, alfileres, pendientes, pulseras y broches. Utiliza elementos como huesos, cuero, piedras, fieltro y madera para representar la belleza de la naturaleza y rendir homenaje a su ascendencia nómada. Algunos de los motivos favoritos de Bashirov son las espirales y las marcas cruzadas del sol y el fuego, que proceden de la época del zoroastrismo. “Los kazajos tienen muchos adornos rituales”, dice. “Los anillos eran originalmente (accesorios) masculinos. Los guerreros adornaban sus propias manos para sellar la suerte y la fuerza”.

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La joyería kazaja es única, ya que tradicionalmente no se fabricaba para venderla. “Nuestros antepasados nunca fabricaron joyas para venderlas, como hacían los pueblos de los países vecinos con sus antiguas tradiciones comerciales. Eran objetos rituales que se transmitían de generación en generación. Antiguamente, los kazajos encargaban joyas para sus hijas para que pudieran pasarlas de una generación a otra como herencia. Se invitaba a casa a un maestro joyero, que se quedaba durante meses mientras producía un artículo individual que correspondía al carácter de la niña. Esta pieza terminada era más valiosa desde el punto de vista espiritual que material, y nunca se medía con un valor monetario. Esta actitud falta hoy en día. Espero que la gente vuelva a fijarse en la naturaleza espiritual de las cosas”, afirma Bashirov.

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Como artista Indígena, Bashirov se enfrenta a muchos retos: “En Kazajstán (somos) un pueblo unificado, pero existen desafíos para quienes viven en regiones remotas. Muchos artesanos carecen de conocimientos de marketing, no han viajado a grandes ciudades y no entienden de precios. También tienen dificultades para acceder a materiales y equipos. Hacer carrera como maestro joyero en nuestro país no es rentable”, afirma Bashirov, que también imparte clases en la Academia Nacional de Arte Zhurgenov de Kazajstán.


El legado de la colonización también ha repercutido negativamente en los artistas autóctonos. “Tras la independencia, el arte de la joyería tradicional kazaja experimentó un renacimiento, y la demanda de joyería tradicional kazaja hecha a mano no deja de crecer”, afirma Bashirov. “Es muy importante para mi pueblo y mi país revivir nuestra cultura. Durante la era soviética, los kazajos fueron los que más sufrieron. Toda la cultura se unificó bajo los estándares soviéticos: música, artes decorativas, cine, etc. La gente dejó de hablar su lengua materna. Muchas tradiciones y técnicas de fabricación y procesamiento de artículos decorativos de metal, cuero, madera y fieltro cayeron en el olvido. Actualmente, hay una restauración gradual de las artes decorativas”.

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Para Bashirov, participar en los Bazares de Cultural Survival “ha tenido un impacto muy positivo a la hora de aprender y conocer otras culturas. Ayuda a la gente a mantenerse informada sobre la vida cultural en América y les permite relacionarse con artesanos e intercambiar experiencias”, afirma.

Arriba: Serzhan Bashirov en el Bazar de Supervivencia Cultural en Newburyport, Massachusetts.

Abajo: Las joyas de Bashirov.

Permanezca atento a nuestros próximos Bazares de Cultural Survival en bazaar.cs.org.

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